lunes, enero 22, 2007

ENCUENTRO No. 36 GLORIA CEPEDA

FUNDACION "PLENILUNIO".
Grupo de Poesía y Arte.

36º ENCUENTRO CON LA POESÍA, LA MÚSICA Y LA PINTURA y

LANZAMIENTO DE SU REVISTA No 13

HOMENAJE A LA POETA CALEÑA GLORIA CEPEDA VARGAS**

Lectura de ensayo sobre Ella : LEOPOLDO DE QUEVEDO Y MONROY

Lectura de poemas: POETA HOMENAJEADA**

Acompañan a la poeta :

MILTON FABIÁN SOLANO Z. - GLORIA MARÍA MEDINA J.

- ELISA POSADA DE PUPO -LUIS ESTEBAN PATIÑO C.

- EDUARDO LUNA -DIANA MARÍA VALENCIA

Concertino musical : Arpista OVIDIO LEYTON

Exposición Pictórica Colectiva : Maestro LUIS EDUARDO DARAVIÑA

Sábado 10 de febrero de 2007 , Hora : 6:30 p.m.

Biblioteca del Centenario Avenida Colombia, Calle 4ª esquina. Cali- Colombia .

Copa de Vino .

ENTRADA LIBRE



EL EVENTO

De izquierda a derecha los poetas Edwardo Luna, Elisa de Pupo, la poeta homenajeada, Milton Solano, Leopoldo de Quevedo y Luis Patiño.



LECTURA DE POEMAS

OIR Voz de Gloria Cepeda en el poema "Colombia está de muerte"


En orden de lectura Leopoldo de Quevedo, Gloria Cepeda, Milton Solano, Elisa de Pupo, Luis Patiño y Gloria Maria Medina.

CONCERTINO DE ARPA

El Maestro Ovidio Leyton

OIR "Luna Roja" De Jorge Villamil


foto del maestro junto al lienzo: Vendedor de flores" MIC-NTC

El Maestro luiz Eduardo Daraviña y la obra que presentó.


EL SELECTO PÚBLICO QUE NOS ACOMPAÑA






Sectores del auditorio con el público atento que disfruta y agradece con sus palmas.

GLORIA CEPEDA VARGAS, Colombianista, pensadora y poeta.


Ensayo por Leopoldo de Quevedo y Monroy


Gloria Cepeda Vargas es una mujer de fibra gruesa. Parece nacida en la sierra o en la mitad de una guerra. Y por sus venas corre caliente sin pausa la poesía. Tiene en su frente el sello de la palabra, dura, como hierro candente sobre la injusticia. Ese fue el bautismo que desde el vientre materno la consagró.

Nadie hubiera barruntado que en aquella chicuela, un tanto escuálida y morena, había un manantial de donde la poesía brotara espontánea y sin esfuerzo. Ella confiesa sin vanidad que (1)siempre ha pensado y escrito en verso. A los tres años su madre Mina, fotógrafa, autónoma e impaciente, la veía correr por la casa con su naricita afilada y sus pómulos prominentes repitiendo unos versos que nadie le enseñó. Se los dedicó a su padre a quien su madre llamaba gato marrullero porque todas las noches salía a jugar billar en la vecindad:



Este es un gato que estaba
de cocinero en un billar
y decía manzanilla, manzanilla
y no lo podían olvidar.


Gloria María Cepeda nació en Cali el 16 de mayo de un año que ella ha colgado del brazo del olvido. Después de peregrinar por Armenia y Buenaventura, en donde su madre la confinó de cuatro años al kinder de Estercita Patarroyo, porque era una niña insufrible, peleona y desobediente hasta más no poder, de siete años, llegó a vivir a Popayán, ciudad a la que ha quedado unida como a cordón umbilical. Allí entró al colegio-convento de las salesianas a estudiar. Comió deliciosas galletas, pero nunca pudo digerir a la santísima Trinidad.

A los 13 años, recuerda, se escapaba de las clases pues los versos le brotaban a borbotones y el río de palabras no se aguantaba en su garganta y tenía que ir a casa a escribirlos. A los l8 años, después de cursar cuarto de bachillerato interna en el colegio-fortín de monjas en Silvia, Cauca, como cualquier insensata que se respete, se casó con el venezolano Francisco Cabrera quien se la llevó para Caracas. Venezuela, es su otro amor del que no se separará ya nunca. Gloria tomó para sí los versos de Billo Frómeta, en Mediodía en Caracas : “Para cantarte a ti puse al arpa/todas las cuerdas de oro…”. Allí en cinco años, tuvo cuatro hijos entre carros desbocados, teteros, pañales, y madrugadas que peleaban con su adolescente corazón. Después de 30 años de casada, se divorció de aquel hombre que la vigiló sin tregua durante más de 25 años. Lo recuerda hoy en el poema ¿Fue? de Caracas en el viento, uno de sus tres libros inéditos :



¿Fue eso morir?
Los días sin cabeza
mi frente de veinte años
surcada por un río de ceniza.
Un perro de mil ojos
vigilaba
libros que me querían
sin poder confesarlo
un siglo o un minuto
verdugos de mi flor.
¿Fue eso vivir?
¿En qué rincón de aquella
casa ciega
te quedaste
muchacha?


Así como Gloria Cepeda se declara caminadora irredenta de una ciudad –su amada Caracas- que no le ocultó sus secretos, también se reconoce (2) hija de La Poesía, esa palabra omnipotente y firme, que a pesar de los años y los ríos crecidos, me nace y puebla, más implacable cada día :




Ábreme tus brazos, Poesía
y deja que tus aguas me calcinen.
…En tus aguas ilímites
como una flor de espuma
viaja mi alma.


Así, entre el trasegar, la independencia, la intemperie de su suerte y la dulce compañía de la escritura ha vivido esta mujer fuerte como un batallón de palabras.

Murieron de viejos y de tradiciones sus padres y murió bajo la boca de un fusil artero su hermano Manuel en 1994. La lejanía de sus hijos, la ausencia del país que la adoptó en su seno y el dolor por la muerte injusta de su hermano la acompañan en la esquina de la calle 17 en Popayán desde hace 11 años que volvió a Colombia.

Quien conoce a Gloria Cepeda ve en ella la estampa de la mujer enhiesta, sin rebozo, con palabras por riqueza, amistad por don y tristeza por la patria. Si en ella hay memoria es para recitar sin pestañeo versos y párrafos o capítulos enteros de su autoría o de los maestros del idioma. Si en ella hay memoria es para acordarse de la justicia que se quedó en los libros, en los héroes y en la historia, pero que abortó en Colombia.

De cara recia y ademanes resueltos, Gloria deja entrever el carácter indómito de una mujer de fácil conversación, cristalina en el manejo del idioma y poseedora de una escritura que atraviesa los recovecos del laberinto de la realidad y la fantasía.

Gloria María Cepeda tiene dimensión continental. Su pluma ha extendido su tinta y sus colores por toda América y también Europa ha sentido su carne herida a través del Internet.

Su obra es extensa, pues su vocación de escritora es tan ancha que rebasa su faceta de poeta y su pluma prolífica ha llenado espacios en periódicos escritos y virtuales. Autora de ocho libros de poemas y de cientos de artículos sobre temas literarios, sociológicos y políticos, es reconocida por su estilo directo y punzante. Pertenece al Círculo de Escritores de Venezuela en donde inició el ejercicio público de las letras. Hoy, en Popayán, ciudad que la considera su hija adoptiva, la Cámara de Comercio le acaba de honrar con el título de Personaje Cultural del año 2006. Sin embargo, ni su tierra natal ni Colombia le han reconocido su tenaz capacidad y el aporte a la vida de la palabra castellana por más de 50 años.

Escribió su primer libro de poemas en 1954, Bajo la estrella. Sus versos son fáciles dedicados a sus padres y a su esposo. Tienen una clara influencia modernista, aunque también deja ver su gusto por el clásico soneto. Sentimientos de joven, encontrados y confusos se entreveran por doquier. La tristeza, los recuerdos, las promesas, el escape de la realidad son temas recurrentes. Como en Confesión (3):




A ti te debo esta alta melodía,

y te debo también esta tristeza
infinita y lejana, que me empieza
cuando muere la tarde entre mis manos.
O en Azul :

Azul la inmensidad ultramarina
y azul mi corazón en este vuelo
de gaviotas… azul como el desvelo
el azul horizonte que se inclina
a besar el oleaje, en una fina
explosión de zafiros…ritornello
de recuerdos azules como el agua…

o en Todo lo fuiste para mí :

Al conocerte, mi alma soñadora
-nave sin capitán ni timonel-
sintió el deslumbramiento
de quien ve el mar por la primera vez.

Pensar que fuiste tanto…, pero tanto en mi vida…
adoración… dolor… ¿qué no te di?
y hoy, ni siquiera nube, … solamente un recuerdo.


Su segundo libro Poemas de los hijos parece que fuera un sucedáneo para la soledad que ya la embargaba. Es testimonio de la solicitud y entrega a cada uno de los hijos que apenas iniciaban la vida. Registra hechos como la enfermedad, los juegos y las rondas, el estudio, su vestido, los primeros pasos, la inquietud por su futuro. Libros, Ronda, Sueño, Zapatitos negros, Enferma, Tengo cuatro soles, El castillo de arena son algunos títulos. Encuentra, sin embargo, espacio para contar su inconformidad en Esta noche…(4) :




Esta noche se tiende bajo el cielo
como una mujer pálida
llena de lejanías y recuerdos
y de impalpables lágrimas.

Noche para creer en la mentira,
maravillosa y blanca,
erguida sobre globos de colores
de regalo de pascua.


El dolor por el asesinato político de su hermano le compele a escribir Carta a Manuel, una serie de 14 elegías en las que se vierte en canto maduro a su alma gemela muerta. Hora de cantar expresa su impotencia y aviva la esperanza :




Es hora de cantar
ya hemos llorado
tanto que un largo río
espejea a lo lejos.

Es el tiempo
de cantar a tu cielo de turpiales
a tus pies caminantes
a tu empeño
sembrador
a tu diálogo
sostenido en cuclillas
con las hormigas y las mariposas.

Voy a traer la caja de Pandora
y a abrirla nuevamente
para que salga a recorrer el mundo
tu esperanza de botas incansables.



En 1995 Gloria se hace merecedora del Premio de Poesía Jorge Isaacs de la Gobernación del Valle del Cauca con su libro Cantos de agua y viento. Este libro contiene 39 poemas de alto vuelo lírico en el que se destacan Mea culpa, Canción por el invierno, Monólogo, Noche porque en ellos deja ver su ser de mujer completo. La poeta tiene un sello único con el que rubrica su producción. Es un lenguaje del más refinado crisol castellano y sus imágenes permiten viajar con ella y degustar las alturas del Olimpo.

Quien entre a leer su libro En Colombia y Ahora, tendrá una sensación sobrecogedora: puede parecerle que ha ingresado a un santuario de tristeza y desolación. Ángeles con alas sangrientas ofician y en el coro una sinfonía de dolor y espanto es interpretada por ruiseñores con gargantas roncas. Aquí la poeta rinde homenaje a Colombia y en 39 poemas escribe la última parte de la historia de esta patria, que lacera el alma a Gloria y le hace cantar despavorida, como en Huérfanos:



Crujió la tierra
se cerró el camino
el rancho destruido
quedó como una herida bajo el sol.

Lo que duele es el ángel perseguido
ese colombianito
que demasiado pronto
empezó a caminar.


Gloria Cepeda tiene guardados en un cuartito fresco tres libros inéditos. Uno que evoca al más romántico de los caballeros: don Alonso Quijano, De la vida y del sueño, en doce sonetos maestros de castizo sabor y lenguaje, que nos remiten a Calderón de la Barca y a Quevedo. Otro, de tono sublime, 32 cantos, en el que parece redactar el inventario de sus recuerdos: Canciones de la noche, la confidente de sus sueños. Y el tercero está escrito con su pluma en el papel y su corazón en Venezuela : Caracas en el viento, en el que se deleita recreando, en el más puro lirismo, los 40 años que allí pasó. Aquí, del poema Cuando vuelva :



Cuando vuelva a Caracas

Los árboles
una vez más me entregarán la luna
me beberé de un trago lo que queda
y rastrearé la juventud en fuga
sobre los techos de la madrugada.

Contigo fui cantando
hasta el crepúsculo
fue andar sola
sin cortarle las alas
a mis alas.
Así será otra vez
cuando regrese
a tocar a tu ventana.


PLENILUNIO termina este homenaje escrito a una de las grandes poetas de Colombia quien sólo conoce la vía que la conduce a Roldanillo cada año, en donde la acoge su casa que la ha adoptado como Almadre –gran madre y maestra- en el Encuentro de Poetas Colombianas y que escogió a Popayán por refugio y vive allí en el anonimato, condición que sólo soportan los seres con destinos inmortales.


NO SÉ

¿Quién soy, de dónde provengo
y por qué me seduce la fiebre estética
con sus aventuras e interrogaciones?



Jean Aristeguieta



No preguntes ahora
corazón que navegas
bajo esta piel quizá
cansada de asomarse al mismo río.
Tampoco sé de dónde
llega el rumor que gira
como si fuera viento
de días sumergidos.
No sé de dónde vengo
sólo que reconozco
el imán de los astros
Sólo que escucho viejas letanías
y recorro incorpórea
una aldea que calla para siempre.
No me preguntes lo que tú tal vez
sabes mejor que yo.
Tu vela no conoce
la voraz amapola de la sangre
tus caballos indómitos
se pierden a lo lejos
con la luna en el anca.
Todo lo vives. El conocimiento
de la vasija cósmica
se te entregó en santuarios olvidados.
A tu lado soy eco
deslucida sonámbula
arena que llegó
a integrarse a estas playas
y que ahora transita
cada día más lejos de la muerte
más cerca de la vida.


Gloria Cepeda Vargas
En: Cantos de Agua y Viento. 1995. Premio de Poesía Jorge Isaacs.

VER OTROS POEMAS DE LA POETA GLORIA CEPEDA AL FINAL

Bibliografía tenida en las manos y leída en su totalidad :
(1) CEPEDA VARGAS, Gloria María. Notas autobiográficas. 2 p. La cursiva indica que el texto fue tomado literalmente de la autobiografía
(2) CEPEDA VARGAS, Gloria. Poemas del exilio. Prólogo de Águeda Pizarro. Roldanillo : Ediciones Embalaje, Museo Rayo. 1999. 38 p.
(3) CEPEDA, de CABRERA, Gloria. Bajo la Estrella. Prólogo de José Ignacio Bustamante. Ilustraciones de Manuel Cepeda. Popayán : Editorial Universidad del Cauca. Primer volumen de la Biblioteca de Autores Caucanos. 1954. 58 p.
(4) CEPEDA de CABRERA, Gloria M. Poemas de los hijos. Popayán. Talleres editoriales del Departamento del Cauca. 1960. 56 p.
(5) CEPEDA VARGAS, Gloria. Carta a Manuel. Popayán : Andina Multimedios. 1996. Tiene una nota : escrito después de la desaparición de su hermano Manuel el 9 de agosto de 1994. 46 p.
(6) CEPEDA VARGAS, Gloria. Cantos de agua y viento. Cali : Gobernación del Valle del Cauca. Gerencia para el Desarrollo Cultural. Premios Jorge Isaacs. 1996. 60 p.
(7) CEPEDA VARGAS, Gloria. En Colombia y ahora. Bogotá : Apidama Ediciones. 2003, 62 p.
CEPEDA VARGAS, Gloria. Caracas en el viento. Libro inédito. 30 poemas. 27 p.
CEPEDA VARGAS, Gloria. Canciones de la noche. Libro inédito. 32 cantos. 17 p.
CEPEDA VARGAS, Gloria. De la vida y el sueño. Libro inédito. 12 sonetos. 6 p.
CEPEDA VARGAS, Gloria. Por Maruja Vieira. Notas biográficas.


POETAS QUE PUBLICARON Y LEYERON

MILTON FABIÁN SOLANO*



FINALAS

Tengo presentimientos de final

Hacer versos
y gritarlos
como los vive y muere
la chicharra.

Ser agua de río
que busca fluir
en suspiro de olas sin orillas

Estar bajo la sombra
que forma el abrazo
del olivo negro con el guayacán.

Andar de oruga gigante
que expira sobre el jazmín
de la noche.

Y vuelve a empezar.



*Poeta caleño -1979- fundador del Grupo de Poesía Arte Plenilunio. Su más reciente libro es Liansirú, 2006. VEA además...




FILOSUSPIRO




Lugares cerca al pecho
suspiros que traen en remolino
el olor de tus carnes.

Pinceles en el lienzo
pasos descalzos
huellas en el viento.

Silencio paz, no te creo
silencio felicidad, no existes

Habla dolor
habla duelo
habla duda,
te espero.


LA VOZ DEL ARROZAL


Tiene un matiz verde su voz
traspasa la pena y la ilusión.

Tiene el cantar del río
que al mar llegó
un tono nostálgico
enredado en el alma.

Tiene una fuerza madre
de mujer ternura y pasión.

Lluvia de aves
para el corazón
Luna que llega a los oídos
para escuchar infinito, creciente.


TRISTEZALEGRE


Para empezar
parararán

Para seguir
el currulao
ahí está

Para sudar
todas las lágrimas
de los ríos y el litoral

Para vivir
bailar

Para morir
comenzar

Parararán.


GLORIA MARÍA MEDINA*


BOLEROS EN LA TARDE

En la tarde
calurosa
de mi otoño
tu boca escribe
su canción de fuego
en el pentagrama
de mi cuerpo.



CAMPO PARA GIRASOLES

Intento
dibujar tu rostro.

Busco dejar
entre las líneas
lo que de ti
llevo dentro…

Compleja labor,
pasar a la figura
este nacer de girasoles
que me invade.




SILENCIO 1

Que el silencio
me asalte,
que cierre cada hendidura
de mi piel,
hasta cuando
el intermezzo de tu voz
conjure
esta soledad que aturde.



SILENCIO 2

Perdida en el silencio
floto atemporada, ingrávida,
mezclo claves y notas
en pastel y rojo vino.

Sólo la pincelada
de tu voz
me regresa
al amarillo hoy.



SILENCIO 3

Entre la múltiple
anarquía del grito
me pierdo,
aldabo mis entrañas;
regreso por caminos de piel
hasta el punto tibio
en el que habitamos
desde anoche.



SILENCIO 4

Bajo la lluvia de lava,
soy una tumba abandonada
de mí misma,
tardo en cerrarme.
Todavía alguien me sueña,
aún el hijo
entre sombras me llama.
El chocolate me espera
mientras se hiela la mesa.
Me resisto a cruzar la frontera,
aún escucho
en la montaña,
el eco que dobla las campanas.


SILENCIO 5

Al paso de la hora circulo,
giro en los espacios,
me pierdo entre los muebles
colgados en el techo,
reconstruyo tu figura,
te envuelvo con mis velos de bruja,
te rezo, te llamo, te traigo.

Me apoyo en la ventana
envío los ojos a la esquina,
suspiro, rezo, recuerdo,
giro en el reloj,
supongo dolor y sangre,
rechazo, me castigo,
rezo y maldigo para empate.

Al fin tu rostro y su bandera blanca,
el beso que sosiega,
y que abre la ventana
a la tarde enamorada.



*Ganadora del Primer premio nacional de poesía en el Encuentro de Mujeres Poetas Colombianas en Roldanillo, Valle, con su libro Los Niños del Miedo. 2003. VEA además...





ELISA DORADO DE PUPO*





OLVIDO

Antes era verdad lo que decías
y tu boca reía a carcajadas.
Ahora hecho de menos tus mentiras,
porque al fin descubrí tus payasadas.
Atrás quedan los días,
se esfuman las palabras
sólo el verano queda
en los techos de palma.
Todo es igual ahora,
al escuchar tu nombre,
cuando se pierde el sol del horizonte.
He olvidado las tardes de delirio
cuando salíamos a bailar
al compás de la música
he olvidado tu voz y tu sonrisa.
He olvidado sentir la vida misma.



CUANDO LLORA EL VIENTO


El aire transparente
golpea mi ventana
trae su lamento
y lo deja en el cristal.
El susurro es su queja
que comparte conmigo
viene desde muy lejos
con su agudo dolor.
Ese viento que atrapa
los oscuros silencios
trae en sus garras
suspiros de amor.
Es el cielo el espejo
que protege e impulsa
a seguir los senderos
de armonía y pasión.
Va tocando las puertas
despertando alegrías.
Este viento es de vida
y su llanto es canción.



NOCHE COMPAÑERA


Noche que con su negrura
te posas desnuda a verme soñar,
te esparces con toda tu bruma
como las arenas por dentro del mar

Noche tranquila y serena
que con tus cadenas sabes amarrar
al hombre con todas sus penas
y como gaviota se va a navegar

Tu, noche, que vences al mundo
en sueño profundo y en su despertar
escogiste el color más oscuro
y entre los peñascos te vas a estrellar

Te conviertes, noche, en compañera
de aquellos que viajan a la eternidad.
Tu morar es de vagabunda
y, dentro en sus tumbas, te sabes quedar.


METAMORFOSIS


De ser como el maíz
llenara los cantares de leche
con mi traje de blancas transparencias
vertiérase la aurora
para que la tierra germinara
de ser como el maíz
peinara la blanca cabellera
y entre los dientes de mármol satinado
palpara la filigrana de sus granos
con la textura de ciprés tallado
de ser como el maíz
llenara las arcas miserables
y en mi verde ropaje de guirnalda
descansara en la mesa de los pobres
y los campos brillaran como el oro
desde el cogollo hasta la cepa
para luego convertirme
en una suculenta arepa.


CONTEMPLACIÓN



Contemplaré la vida
sin arrancarle un lirio
con mis manos desataré los fragmentos
que inventaron los dioses del amor,
buscaré en la luz las ilusiones
y entre sombras reales
escribiré tu nombre.


*Esta ceramista rupestre encuentra rostro a las piedras y escribe versos.





LUIS ESTEBAN PATIÑO*






DE CUANDO EL DÍA LE SONRIÓ

Hoy fue un día diferente,
recibió las primeras luces
a lomo de calle.


No escaseó el yantar
del medio día,
las damas ricas
cambiaron su manida despensa
del día anterior.

Al filo del atardecer,
repleta su carreta
llevó hasta la bodega,
una montaña más
de cosas viejas.



DE CUANDO LLEGASTE SOLO POR UN TIEMPO

Cuando a mi choza llegaste,
la densa oscuridad
se derritió,
se despistaron los gallos
y cantaron locos
sobre el tren de sombras.


Hoy, la noche
tiene el color sinluna,
de otros días.
Los gallos cantan
otra vez
con su reloj de madrugadas.



EN TU DÍA

Economicé
seis mil millones de saludos
en la calle,
solo para dártelos en este día
amada esposa



DE CUANDO EL TIRO LES SALIÓ POR LA CULATA

Juancho Pelancho, narices de gancho,
“salió esta mañana muy tieso y muy majo”
con pantaloneta, “camisa a la moda”
pistola en cintura,
y moto voladora.

“Halló en el camino”
un rufián lo mismo
y le dijo: “venga usted conmigo”
matemos a alguien,
es como cualquiera,
habrá buen dinero
y una gran borrachera.

Entraron volando
a la iglesia del pueblo.
Acúsenos, padre, por esto y aquello.
Benditas las armas,
benditos los cuerpos
a la caza salen de
un ratón despierto
cabalgan la moto
con furia de expertos,
apuntan su mágnum,
el “gaznate seco…”
y … ¡pum! el tiro les falla.

Esta vez hallaron
un ratón alerta,
levantó su cola y a la madriguera.

“Veloz como el rayo”
la moto se aleja
a saltos y a vuelos,
pero un bus urbano
andaba sin frenos.


DEUDA PAGABLE

Ayer,
cuando estalló tú noticia
me puse tan feliz…
si muero,
me dijiste,
la deuda del banco
quedará subsanada.

¡Cómo no estar feliz!,
si al menos
mil deudas más,
desde hoy,
vas a pagar.



*Nació en Trujillo, Valle, 1945. Su poesía es hija de él y de la violencia que lo azotó de niño y lo atormenta ahora. La matiza con humor.



EDUARDO LUNA*



MEDIA LUNA FÉRTIL




El Tigris y el Eufrates

Convertidos en cauces de sombras.
Se subasta el Jardín del Edén
por oro negro.
Pasa gritando el silencio…
Ahora una pantalla de televisión
presenta en el noticiero como las
muertes sin nombre poco importan.
Los cielo de Irak tienen más helicópteros que nubes;
junto a unas ruinas
una niña llora a su padre;
un muchacho en muletas mira su escuela en cenizas;
una anciana solitaria une sus manos y ora;
entona una plegaria que los invasores no conocen.
Lo que dice poco importa.
Caen las bombas en lluvia de acero,
y una flor empolvada, es un escudo demasiado vulnerable,
para que se esconda un niño.
El almuecín ya no llama, no hay mezquita,
Bagdad, Mosul, Basora,
son sólo nombre exóticos.
Aquí no genios ni lámparas maravillosas,
sólo ojos ciegos, espectros de gas,
los invasores hollan un campo,
desentierran una vasija sumeria,
y la toman por una mina.
¿Qué queda?
Irak, silencio, Irak de sangre,
Irak ¿Habrá mañana?
Mañana los invasores serán tal vez
los héroes de Hollywood, en un éxito de taquilla.




SHAKESPEARIANAS




Julieta


Por verte vestida de luna
subo hasta ti.
Por detener la noche entre brazos
por escribirte una canción en la piel.
subo hasta ti, llevando
cantigas, joyeles, cítaras,
arabescos, manzanas azules, relojes de arena,
un laúd, dos alondras libres
y una rosa negra.
Los amores prohibidos,
no son derrotados,
sólo beben la dicha
en una copa de pena.



Ofelia



Corazón de flor recién abierta
quiero tocar tu alma en los labios,
arcángela de trigo;
para ti construyo la mañana,
convoco los vientos aromados,
decreto la abolición de las heridas.
Déjame entreabierta la puerta de tus sueños,
un día tendrán un cielo propio,
los amores no correspondidos.


Desdémona


Mis ojos quieren retenerte siempre
tu belleza veneciana, tu ademán de niña.
Soy el guardián la noche.
Voy a ti.
Duerme.
Un búcaro de silencio es tu alma
Duerme. Azucena inerme,
Sigue soñándome así.
Hay corazones con espinas
A nuestras pasiones más hondas
el amor nos coronará con ellas
como las estrellas entre la sombra móvil
sobre un aljibe de piedra.


*Historiador natural de Palmira, Valle. -1962. Su formación de investigador es el alimento para la obra que realiza.



DIANA VALENCIA*



LIBERTAD


El amor,
Un espejismo
que llega
cuando se cierran mis ojos.

Por eso procuro estar despierto
percibirlo todo
estar alerta


Pero no crucificar.

Utilizar la cabeza
es una sabia decisión,
sentir el frío
no es igual que acostumbrarse a él.

Para qué crucificar

En la madera humana
cualquier puntilla es igual
acaba con mi mente ese rencor
No quiero más dolor

Para qué crucifixión,

Un día de caricias
y entre el futuro y tu sonrisa
una nube gris
que tendrás que superar como yo

Al no crucificar
y quedar libre
y darte libertad.

OBRA DE ARTE

Sigue pintando
La vida es un cuadro
píntale soles, flores, dulces
y caminos
Píntale tu silueta
en la botella de vino

En mi cuadro
se seca el agua
se acaban los paisajes
para mis ojos.
Tierra santa
se pisará una sola vez.


Pero...
Disfruté
y cada segundo de mi vida
lo viví con empeño
Pero, lo mejor que hice
fue hacerte el amor.


Caminé bajo la lluvia
escuché soplar al viento
las mejores melodías
y escuché tu voz.

Famosos pintaron
hermosos paisajes
lagos cristalinos
con praderas enormes.
Y yo pinté tus ojos…
Mi último brochazo.

Más allá de mi muerte
Veré paisajes, soles, flores, dulces
Y caminos

Veré tu silueta
en la botella de vino
aunque no volveré a ver
tu humedad
en mis sábanas.


Sigue pintando
que quiero vivir pronto
tu obra de arte.


Y SOLO


Y solo

Te encontrarás
solo
Triste y solo
con lágrimas en tus ojos
y solo
Con el perturbador recuerdo
de una luna en llamas
Mi recuerdo.

Y solo

con tus ganas de amar amante

Y solo.

Yo, en cambio,
estaré pisando tierra.
acompañada de tu olvido.


*Nació en la muy noble ciudad de Popayán. Dedica a la poesía el tiempo que le presta el comercio internacional.

OTROS POEMAS DE LA POETA GLORIA CEPEDA

Del libro Colombia y ahora :

EN COLOMBIA Y AHORA

He encontrado por fin
la voz de mi escritura
porque la patria es humus
raíz fuerte.



SE LO LLEVARON

Ayer se lo llevaron.
¿O fue hoy?
¿O mañana?
quién sabe dónde irá
diluido en la lluvia
caminando abrazado
sólo al viento.

Quién sabe cuál será
su piel ahora
o si se habrá borrado
de sus ojos
la última luz.

Podríamos decir:
“El tiempo se detuvo”
podríamos gritar
dar puños a la vida
podríamos poner
las cosas en su punto
o confundir la sal con el azúcar.

Pero nada sería suficiente.
Se lo tragó la noche.



HUÉRFANOS

huérfanas manecitas
para las que no hay
más que un golpe de frío

En el ocaso
lleno de preguntas
emergieron los pájaros de presa.
Crujió la tierra
se serró el camino
el rancho destruido
quedó como una herida bajo el sol.

Lo que duele es el ángel perseguido
ese colombianito
que demasiado pronto
empezó a caminar.

EL NIÑO GUERRILLERO

Es apenas un niño
y no lo arredra
el peso del fusil.

Sobre el pantano duro
va dejando un aroma
de flor recién abierta.

Es un niño que canta
para espantar los duendes.
Aprendió a estar alerta
desde el alba
y al borde del camino
dejó sueños y pájaros.

En su frente
empieza a despuntar
el día lleno de hojas aceradas.

Camina doblegado
porque un peso
mayor que su estatura
se le subió a la espalda.




MADRUGADA

Los muchachos de aquí
caen sin madurar.

Son niños que aprendieron
que la noche
vuela como una bruja.

Conocen la sentencia
pero no saben dónde
se les quedó la infancia.

Sin poder estrenar
la madrugada
caen.



MUJERES

La mujer del soldado
y la del guerrillero
son una sola : sombra.

La mujer que camina en la ciudad
y la que alza los ojos
hasta el maizal crecido
son una sola : eco.

Bajo el peso de un día
que no termina nunca
se desgranan henchidas y lejanas.

Con la cabeza untada de ceniza
sombra
eco.

FUGITIVAS

Mujeres obligadas a morirse.
Ráfagas asesinas
destrozaron el cuerpo de sus hombres
y luego lo dejaron como piedras
que no tropieza nadie.

Botín del invasor.
tomadas a la fuerza son ahora
lo más estremecido.
Ni siquiera la tierra
las sostiene.

CAMPESINA

Esa mujer no tuvo
el tiempo necesario
para dar a los sueños
cristiana sepultura.
Se los tragó de pronto
el tremedal.

Ahora
camina sin caminos.
Nadie sabe hasta dónde se rebosa
ni cómo entre las manos
se le escurre la vida.

Es una campesina como tantas
adivina los pasos de la lluvia
y sabe dónde nace
la sangre de la tierra.

Nada más. Una flor de oscuro aroma
una piedra dormida en el fondo del río
una fruta robada a la cosecha.

Sin raíz ni follaje
se convirtió
en una hierba seca
que vuela
tropezando
con el mundo.

ASÍ

De manera que así
es un país en guerra.
Así se acaba el tiempo de las flores.
Así los alacranes pavoneándose
sobre mujeres y hombres
que murieron
con los ojos abiertos.

De manera que así
es como se destruye
esta casa de miel y pomarrosa.

Campesina de tela
mojada en agua sucia
y un silencio que ignora
lo que va a hacer con tantas
gargantas a la espera.

Un silencio que ronda
desde el amanecer.



SOLDADO

Soldado: ¿A dónde vas?
-Voy a la guerra.
¿Qué es la guerra?
-No sé. Sólo sé que ahora
camino entre relámpagos
y aletea a lo lejos
un horizonte lleno
de pájaros voraces.

¿A dónde vas soldado?
-Voy a la desventura
voy a lo que no hice
a lo que no conozco.
Voy a luchar por algo
que no me predijeron
por algo que le imponen
a mi corazón triste.

Soldado ¿volverás?
-Tal vez regrese
o mi sombra sin pies
se desvanezca
alimentando yerbas y caballos.

Soldado ¿A dónde vas?
-Voy a la muerte.

UN PAÍS

Era un país
donde el aire corría
por fáciles caminos.
Solía columpiarse
sobre el fulgor del mar
y poseía hombres campesinos
que morían de muerte natural.

Tenía
dos manos que sabían acariciar y trabajar
y libertad para tomar el rumbo
de pronto sin malicia ni recelo.

Las casas alumbraban hasta muy avanzada
la noche de los campos
y las viejas leyendas eran reconocidas
como dulces vigías.

Cuando la noche erraba en el viento de octubre
era fácil prender las primeras fogatas
para caldear la soledad.

Las ciudades hilaban su propia mansedumbre
y había hombres y niños asombrados
y respetados perros callejeros.

La historia de ese sitio volaba repetida
en esquinas y bares a la luz del crepúsculo
y la tierra guardaba sin esfuerzo
su sangre mineral.

Era un país como para pintarlo
para llevarlo atado a la cintura.
Se llamaba Colombia
un sencillo lugar
en América.


Del libro : CANTOS DE LA NOCHE

VI

Llega exangüe
como si regresara del amor
su polvareda lila
raya el cielo.
Sé que pronto abrirá
sus ojos alumbrados
que pronto soltará
sus alacranes.
La temo y la deseo
ella levanta cruces sobre el campo
y como una madrépora insaciable
devora los recuerdos.

X

Más allá de la ventana
cruza el viento
es un siglo sin descanso
es un siglo de maletas al azar.
Desvelada
en las cámaras del tiempo
voy y vengo
preguntando quién me einscribe
al principio de las lágrimas.
Es la hora
de los verdes sin regreso
es la hora
de morirse
sin hablar.

XII

Como una niña huérfana
trato de no
de nada más
de nunca.
Está ahí como una
sentencia inapelable
como una madrugada
de botellas vacías.






XIV

¡Este apego a la noche!
ahí está la libertad
La noche para mí
laberíntica y pura
desde que fui
una piedra
un caracol
o un trino.



XV

La amiga noche brama como un toro
el cielo
el mundo
el canto de los grillos.
XVII

Canta la noche
la canción de seda
que me enseñó
cuando eran lunas anchas.
Allá viene. Sus pasos de elefante
marcan con huellas ácidas
el río.
¿Dónde encalló la aurora?
¿En qué hilo de agua
delgado y fino
se habrá enredado mi alma?


El corazón se asoma
a estas praderas
espera
no preguntes
no entenderás jamás.
Todo tan cerca y lejos…
tan de mi misma arena…
Triunfo de mi destierro
te reconozco sin poder asirte.


XXI

Sólo hay dos tiempos válidos:
la esperanza y el sueño.
Tú lo sabes mujer
de ojos malévolos
sólo tú los posees
y me los das a gotas.
Sólo hay dos tiempos ciertos:
la esperanza y el sueño.

XXIX

¡Qué cobardía
no enjuiciar la sombra!
No preguntar
a lo que cabecea
después de la borrasca.
No aventurarse a solas
ni abrir el horizonte
para saber
lo que desde el principio
nos debe la vigilia.



Del libro DE LA VIDA Y EL SUEÑO

II

Este es Alonso de Quijano. Un día
echó a andar bajo el cielo que abrasaba
la gentil armadura. Amanecía
y Alonso de Quijano cabalgaba.

La alborada en agraz humedecía
matadura y sudor, espuela y grava.
El mundo entre los árboles nacía
y Alonso de Quijano cabalgaba.

A su lado en creciente, el escudero.
Como un planeta de rijoso acero
aquerencia la escuálida figura.

Este es Alonso Quijano. Cierto
por nuestra podredumbre descubierto
para la eternidad de la locura.

VIII

Se llamó Dulcinea. Ahí la clave
para desencantar lo padecido
trigo candeal que en límites no cabe
abastece su nombre y su apellido.

Nunca al son de moliendas o deslave
hubo cendal del cielo más guarnido.
En el jardín que la de la fruta sabe
bebió Nepente y conjuró el olvido.

Ella es aquí la sabia ordenadora
de un menaje que al sol se decolora
en el adusto campo labrantío.

Ama y varona de crujiente enagua.
Como ola en pleamar, canta su fragua
sobre las quietas hojas del estío.


IX

No le fue dado holgar cob Dulcinea
por su caparazón de desdichado.
La más hermosa que su mano hojea
en folio más temido que guardado.

Mi amor por ella –dice- no verdea
en prado de lujuria. Bien mandado
es como mi señor quiere que sea:
Agua sin ablución, fuego domado.

Sobrepelliz de rígida estameña
desde hace cuatro siglos, la hace dueña
del empeño de amor más obligante.

Estulta y sabia, pródiga y manida.
Pregúntale a Quevedo por la vida
que apaña tu sentir. Recoge el guante.

XI

Manumiso, poeta, bien andante,
deshacedor de ovillos regulares,
belfo en cruz, cintarazo del levante
sobre renunciamientos como mares.


Malquisto por sobrado. Desbordante
de entelequias y ascéticos collares
Señor de lo menguado y lo abundante
Cruza mi puerta y honra mis pesares.

Miguel Cervantes y Cortina. Hiedra
De contumacia, te llamó Saavedra,
Te dio el cincel y te afinó la trilla.

Surtos en tu tizona desmandada
vamos desde la América extasiada
a los absortos campos de Castilla.

XII

Dicen que en Popayán reposa, al canto
del robledal en paz y el cielo en guerra.
Que no es materia oscura del espanto
Sino habitante negro de la tierra.

Dicen que remozada con el llanto
del Cauca, su osamenta se destierra
y vuelve como zumo de quebranto
hecha a las desnudeces de la sierra.

Que como en trasvasado mediodía
vamos en pos de su monomanía
fieles al mar, conscientes del cilicio.

Piedra sillar para el que cante o sueñe
tu rosa de los vientos nos enseñe
este oficio de ser que es duro oficio.


Del libro : CARACAS EN EL VIENTO

LAS ONCE DE LA NOCHE

Son las once en el frío
de esta noche sin labios…
la estrecha soledad
de mi alma sin fronteras.

Las once de la noche
¡Qué manera de abrirse
la voz inmensurable!
¡Qué alto el viento!
¡Qué claras las estrellas!
¡Qué calladas marchamos
ciudad loca!
¡Qué serenas!
¡Qué solas!
¡Qué translúcidas!
como dos gotas de agua
que se encuentran
sin derramarse nunca.


CUANDO VUELVA

Cuando vuelva a Caracas
tendré cerca
el olor a manzanas
que se abría
como tibia flor sobre la acera.
Los árboles
una vez más me entregarán la luna
me beberé de un trago lo que queda
y rastrearé la juventud en fuga
sobre los techos de la madrugada.
Cuando vuelva
regresará en el viento
mi vieja camiseta
y calzaré de nuevo sus errancias.
Bulevares medrosos
vagones solitarios
me acostumbré a la noche
a su perfume
me acostumbré a partir
a regresar
me llevé hasta la cama
tus fantasmas
y tus algarabías.
Poco a poco fui siendo de tus manos
me cerraste
me abriste
he bebido completos
tus hombres distraídos
tu sombra que sabía
de rincones
y esa manera fácil
de permitir el agua.
Contigo fui cantando
hasta el crepúsculo
fue andar sola
sin cortarle las alas
a mis alas.
Así será otra vez
cuando regrese
a tocar a tu ventana.

XXI

Sólo hay dos tiempos válidos:
la esperanza y el sueño.
Tú lo sabes mujer
de ojos malévolos,
sólo tú los posees
y me los das a gotas.
Sólo hay dos tiempos ciertos:la esperanza y el sueño.

XXVII

¿Habré aprendido la lección?
No sirve
esta repetición almidonada
¿Habré por fin hallado la armadura?
¿Habré desembarcado?

Te pregunto azucena de la noche
tren que vuelves vacío
¿Habré domesticado
el tigre que me acecha
bajo la piel del nardo?

XXVIII

A veces
empiezo a descender
desde mi frente
y me voy desnudando
hasta quedar liviana
como un ángel.
Caminando por los siglos de silencio,
noche de pedernal,
voy a tu encuentro.

XXXII

Más allá de la arboleda
huye la noche.
Agua y viento
viento y agua.
Va la estrella
libre ya de la opresión incandescente
como yo
cuando venía
del desierto.

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1 comentario:

antonietta valentina bustamante dijo...

Mi nombre es Antonietta Bustamante, el nombre de mi madre era maritza Tarre Murzi, de Bustamante, poeta venezolana.

Mi correo electronico antoniettaval@hotmail.com
Agradecería mucho esta nota llegara a monos de Gloria Cepeda.
Muchas gracias